La erliquiosis o ehrlichiosis canina es una enfermedad producida por una bacteria intracelular y se transmite principalmente por la picadura de garrapatas. Su modo de transmisión es semejante al del dengue en los humanos: una garrapata pica a un perro infectado de erliquia, adquiere el parásito y se lo transmite a un perro sano cuando lo pica. El tiempo transcurrido desde la picadura de la garrapata hasta el momento en que se presentan los síntomas, llamado período de incubación, es aproximadamente de 8 a 21 días. También se produce la infección a través de transfusiones sanguíneas en las que el animal donador tenga la enfermedad.
Existen dos tipos de erliquia: erliquia canis, que afecta a los glóbulos blancos y da lugar a la erliquiosis, y erliquia platys (anaplasma), que afecta a las plaquetas y da lugar a la anaplasmosis. Esta última, es causada por la bacteria anaplasma phagocytophilum, que se transmite a los canes por la garrapata marrón del perro, la garrapata de patas negras del Pacífico y la garrapata de los ciervos, las cuales también pueden llevar a la enfermedad de Lyme. En la mayoría de los casos, los perros mordidos por una garrapata portadora de la bacteria presentan síntomas dos semanas después de la infección.
La ehrlichiosis y la anaplasmosis canina presentan una sintomatología variada y muy poco específica, por lo que pueden pasar desapercibidas y su diagnostico no siempre es sencillo. Además depende de la fase de la enfermedad, virulencia de la cepa e incluso del estado inmunitario del can.
La enfermedad presenta tres fases:
1. Fase aguda: Dura aproximadamente 2-4 semanas. Los síntomas son muy inespecíficos:
• Falta de apetito, apatía, pérdida de peso y aumento del tamaño de los ganglios linfáticos y del bazo. Esta fase en algunos animales se puede superar espontáneamente aún sin tratamiento.
2. Fase subclínica: En esta fase no existe ninguna sintomatología. Puede durar desde unas semanas hasta incluso años. Sólo mediante análisis se puede detectar:
• Aumento de las globulinas (un tipo de proteínas de la sangre)
• Leve trombocitopenia (disminución del número de plaquetas).
3. Fase crónica: El cuadro clínico más frecuente es el de un animal con:
• Fiebre, apatía y anorexia, cuadro que es común a muchos procesos patológicos
• Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.
• Signos hemorrágicos: sangre en heces, en orina, por la nariz, en las conjuntivas oculares, encías sangrantes, etc.
• Problemas musculares y articulares: cojeras, dolor al caminar.
• Problemas respiratorios, alteraciones cardíacas, neurológicos (meningitis), cutáneos, oculares, etc.
• Insuficiencia renal.
Es recomendable llevar a tu perro a controles con el veterinario y protegerlo contra pulgas y garrapatas con los shampoos y las pipetas para así evitar las picaduras y futuras enfermedades.